martes, 26 de marzo de 2013

¡Preparen el corazón para Río! invita Francisco


Francisco al igual que sus amados predecesores, alentó a participar en la JMJ, dándoles cita para Río
 
¡Preparen el corazón para Río! invita Francisco
¡Preparen el corazón para Río! invita Francisco
Tres palabras: alegría, cruz, jóvenes. El Obispo de Roma culminó la solemne celebración del Domingo de Ramos, en el atrio de la Basílica de San Pedro, invocando la intercesión de la Virgen María para que nos acompañe durante la Semana Santa: «que ella, que siguió con fe a su Hijo hasta el Calvario, nos ayude a caminar tras él, llevando con serenidad y amor su cruz, para llegar a la alegría de la Pascua».

Francisco deseó «que la Virgen Dolorosa ampare especialmente a quien está viviendo situaciones particularmente difíciles, recordando en especial a los afectados por la tuberculosis, en el Día mundial contra esta enfermedad». Y encomendó a María, ante todo a los queridos jóvenes y su itinerario hacia Río de Janeiro y exclamó ¡Buen camino a todos!

Jóvenes fue una de las tres palabras – las otras dos fueron alegría y cruz - que centraron la homilía del Obispo de Roma, en la Santa Misa que presidió en la Plaza de San Pedro, con la participación de más de doscientas mil personas.

Entre ellas, se encontraban numerosos jóvenes, como destacó Francisco, añadiendo que los había visto en la procesión y subrayando que expresan la alegría de estar con Jesús, que tienen una parte importante en la celebración de la fe, nos dicen que tenemos que vivir la fe con un corazón joven, siempre, incluso a los setenta, ochenta años. Con Cristo el corazón nunca envejece. Y tras recordar la invitación de Jesús: «Vayan y hagan discípulos de todos los pueblos» (Mt 28,19), que es el tema de la Jornada Mundial de la Juventud de este año, reiteró que la cruz que llevan los jóvenes es para decir a todos que, en la cruz, Jesús ha derribado el muro de la enemistad, que separa a los hombres y a los pueblos, y ha traído la reconciliación y la paz. Francisco al igual que sus amados predecesores, alentó a participar en la JMJ, dándoles cita para Río.

Los jóvenes deben decir al mundo: “¡Es bueno seguir a Jesús; es bueno caminar con Jesús; es bueno el mensaje de Jesús; es bueno salir de sí mismos, a las periferias del mundo y de la existencia para llevar a Jesús! Tres palabras: alegría, cruz, jóvenes.

La primera palabra fue «alegría», exhortando por favor a no dejarse robar la esperanza, nuestra alegría nace del encuentro personal con Jesús, la esperanza que hemos de llevar a este mundo nuestro.

Reflexionando sobre la segunda palabra, la cruz, Francisco evocó la entrada de Jesús en Jerusalén, con la multitud que lo aclama como rey y con sentido de la fe dice: “éste es el Salvador”, su realeza será objeto de burla; entra para subir al Calvario cargando un madero:

Y, entonces, he aquí la segunda palabra: cruz. Jesús entra en Jerusalén para morir en la cruz. Y es precisamente aquí donde resplandece su ser rey según Dios: ¡su trono regio es el madero de la cruz! Porque Jesús toma sobre sí el mal, la suciedad, el pecado del mundo, también el nuestro, y lo lava, lo lava con su sangre, con la misericordia, con el amor de Dios. Miremos a nuestro alrededor: ¡cuántas heridas inflige el mal a la humanidad! Guerras, violencias, conflictos económicos que se abaten sobre los más débiles, la sed de dinero.

¡Amor al dinero, poder, corrupción, divisiones, crímenes contra la vida humana y contra la creación! Jesús en la cruz siente todo el peso del mal, y con la fuerza del amor de Dios lo vence, lo derrota en su resurrección. Éste es el bien que Jesús nos hace a todos nosotros sobre el trono de la Cruz. La Cruz de Cristo, abrazada con amor, nunca conduce a la tristeza, sino a la alegría, a la alegría de ser salvados y de hacer un poquito de lo que hizo él ese día de su muerte».

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